El amor es para valientes.

Hablando con algunas amigas y leyendo algunos blogs vecinos, veo que cada vez son más comunes las historias de desamor, de desencuentros o las historias con final poco feliz. Pareciera que estamos preparados para encontrar rápidamente una excusa para no comprometernos, en lugar de hacer que las cosas funcionen.

Acá caes en la cuenta que lo te contaba al final de los cuentos o en las las pelís de Amor, cuando cerraban con un rotundo “fueron felices y comieron perdices”. En realidad solo funciona si el protagonista de las historia es un príncipe valiente. Y acá es donde toma sentido... El amor es para Valientes.

En esos cuentos, el príncipe, comúnmente era elegante, caballero, amable, respetuoso y podía hacer cualquier cosa por su amada. Y su amada lo correspondía, era hermosa, educada, respetuosa y estaba perdidamente enamorada. En las pelís románticas, esa la que les gustan a las mujeres, el protagonista cumple muchas de esas cualidades, adaptadas a la vida contemporánea. Y las protagonistas cumplen a la perfección su papel. De amar sin restricciones a su galán de moda.

Ahora bien, pasemos esto a la vida cotidiana. Nos encontramos con personajes que no cumplen con los mínimos requisitos para ser nuestros “protagonistas” y a lo sumo, y con mucha fuerza, apenas llegan a un papel secundario. Y pasan rápidamente por nuestra vida. Pero se puede dar que encontramos a nuestro príncipe/princesa, pero acá nos damos cuentas que no tienen uno de los condimentos necesarios….nos son valientes. Ante la primera cruzada, ante la primera batalla, caen derrotados o huyen despavoridos.

También se puede dar que nosotros no estemos a la altura de las circunstancias, y encontremos a nuestros príncipes valientes pero no tengamos el valor de de esperarlo o de cambiar.

Me acuerdo la conversación que tuve con una amiga que me decía….-Rober, me gustaría conocer a alguien como Hugh Grant, en la película Notting Hill, lindo, romántico, simpático y con esa cara de bombón de chocolate que está para comérselo todo. Qué tengo que hacer?...- Primero te tenes que parecer a Julia Roberts.

Buscamos a nuestro príncipe azul ó a nuestra princesa encantada…Le pedimos que cambie, que se enfrente a todas nuestras batallas para que nos conquiste y nosotros…nada!...ni nos ensuciamos las manos. Ante la primera de cambio…”déjamelo pensar”, “estoy retrospectivo”, “necesito mi espacio”, “quiero mi vida y esto me hace feliz, no se si lo quiero cambiar”…”quereme como soy”….Pero porque no nos sacamos la careta! .. No tenemos pasta de príncipes ni de princesas…somos simples mortales. Nadie tiene la posta…solo nosotros sabemos internamente cuando estamos dispuestos a luchar por el o por ella. Pero si lo sabemos…porque lo dejamos irse?

Vivimos una vida que puede ser una película, pero no es lo mismo. Nadie conoce cual es la siguiente escena. Nadie leyó el guión completo. Solo tememos el presente y bastante que lo actuamos lo mejor posible.

Gente para Amar hay que ser Valiente…Subamos a nuestro caballo blanco y salgamos a buscarlo/a, que la vida pasa y nunca sabes cuando el director te saca del elenco estable. He dicho…Estamos dispuestos?