Me volvería a casar...

Estoy sentado en la banqueta alta, detrás de la barra de “La Lolita”, son como las ocho de la noche y estoy mirando la gente pasar por la ventana. Algunos medios abrigados y otros no tanto. Los días de otoño tienen eso, hace calorcito y a la noche refresca. Si saliste en remera durante la tarde de sol, pensando que volvías rápido, y por algún motivo te demoraste en algún lado, sonaste. Tenes que volver a tu casa al paso rápido, con las manos en los bolsillos y puteando entre dientes mientras te cagas de frío.

En eso entra una parejita, no llegaban a los 30 años, me preguntan si tengo Wi Fi, (por supuesto papá que te pensas que entraste a un RestoBar de mala muerte) “Si, tenemos” le contesto mientras le escribo la contraseña en un papelito y se la alcanzo. Se sentaron en un Vip y se pidieron 2 café americanos. La chica sacó de su bolso una notebook y un montón de papeles que desparramó sobre la mesa.

Al rato ya estaban metidos en el tema a fondo, y como Yo no soy para nada chusma, fui captando lo que decían…“Te parece ese salón? Es lindo pero es en un primer piso y viste mi abuela no puede subir las escaleras…” decía ella. “Si tu viejo quiere invitar a sus compañeros del hospital, que los pague él” decía el flaco. “Después del civil nos juntamos en lo de tía Marta que nos presta el quincho” decía ella…”Tengo que ir a las reuniones con el cura? No podes ir vos sola?” se quejaba él. Mientras tanto, ella llevaba las anotaciones en su notebook y seguían las rondas de café americano.

Esta escena mi hizo recordar mi planificación de casamiento, no fue tan tecnológico, llevábamos todos nuestros apuntes en un cuaderno, en verdad fuimos bastante despelotados. Y creo que tuvimos unas 20 veces peleados, por cosas tan boludas como si el carnaval carioca lo hacíamos antes o después de las fotos de las mesas ó si los familiares se sentaban en tal o cual mesa.

Me acuerdo que cuando me divorcié, le dije a la chica con la que estaba saliendo, que ni en pedo me casaba de nuevo, al poco tiempo me dijo… “mi sueño es casarme de blanco y entrar a la iglesia con mi viejo y como vos sos divorciado, no voy a poder cumplir mi sueño”… y me dejó. En ese momento no la entendí, pense que era otra excusa más de tantas. Ahora, a la distancia y viendo a esta parejita que se enojan, se arreglan, negocian, se entusiasman, se ríen, se emocionan y sueñan con ese momento. La entiendo.

Pocas cosas me voy a olvidar de mi matrimonio, y una de ellas es cuando sonó la campanita, empezó a sonar la marcha nupcial, se abrieron las puertas y ahí estaba ella tomada del brazo de su padre. Quien soy Yo para quitarle el sueño a alguien.

Lamentablemente no me voy a poder casar de nuevo por iglesia, pero si mi pareja quisiera casarse, organizaría el evento. Pondría un altar, le pediría a alguno de los chicos que oficie de testigo. Y juramentaría mis votos delante de nuestros amigos y familiares. Bailaría el vals, pondría la liga a las solteronas, habría torta con anillos para todas, le pediría a mis amigos que me agarren y me tiren por el aire. Y por supuesto, me sacaría la foto en cada mesa... Con la misma ganas y sueños que lo hice aquella vez. Y con la misma esperanza de que será para siempre.

La chica guardó todo mientras el flaco me pedía la cuenta. Cuando me pagaron, les deseé suerte, me miraron y comprendieron que estuve escuchando lo que hablaban. Me dieron las gracias, salieron del bar, y abrazados se fueron caminando.

Pero bueno, estaré melancólico, estaré aburrido, …Pero ustedes se volverían a casar, con carnaval carioca y todo, si se lo pidieran?.